El concepto que inspira el proyecto es el viaje, a partir de sugerencias que parten de la estación ferroviaria contigua, punto de origen y destino de muchos trayectos.

El Parque Central de Chamartín se encuentra determinado por varias condiciones físicas entre las que destaca el hecho de ubicarse sobre una cubierta que oculta las vías del ferrocarril que discurren bajo ella. Esta circunstancia produce una base abstracta, definida por un plano rectangular, carente de sugerencias locativas más allá de las meramente constructivas o urbanísticas.Por otra parte, el Parque Central de Chamartín cuenta con otra clave que lo singulariza.

Su escala y la altura de las edificaciones laterales (residenciales y terciarias) permiten una visión particular desde posiciones elevadas.

Por eso, el parque se presenta como una composición casi pictórica, ofreciendo una paleta de colores temporales dentro de una estructura formal particular. Esta “quinta fachada” se convierte en fundamental a la hora de entender algunas de las decisiones tomadas para la creación de este parque.

La base compositiva fundamental recrea el bosque de una forma abstracta.

(en colaboración con Susana Canogar)